"Tambores de Guerra" por Nacho Fernández
El mundo está globalizado, la economía, las ideas, las redes, la información...también la violencia. En estos últimos años la guerra de baja intensidad - lenguaje adoptado globalmente para definir la muerte y no causar alarma social - está apareciendo cada vez con más potencia y en distintos lugares del planeta.
Es la sinfonía del nuevo mundo. Desde mi punto de vista estamos ante las puertas de lo que será una tercera guerra mundial. El conflicto armado está presente, los medios de información nos lo muestran cada día. Todos somos protagonista de la muerte en tiempo real. Los medidores nos indica que la escala de violencia en vez de reducir se agita.
La confrontación ya no es local. Las escaramuzas de guerra no son sólo actos de violencia aislados. Ahora se suman nuevos interpretes a este gran escenario bélico en lo que se prevé será el gran concierto del siglo. Una gigantesca representación donde todos los componentes tienen seguidores y entradas para asistir a esta culminante puesta en escena global.
Seguramente lo veremos en directo a través de nuestras pantallas de televisión analógica, digitales o por el Real Player en Internet.
Los sucesos que preceden a todo conflicto son los mismos. Revisando los acontecimientos de guerras anteriores observamos que mientras una parte del mundo ardía la otra inauguraba exposiciones universales. Mientras pequeños incidentes ocurrían en un país - una defenestración- la mecha luminosa iba recorriendo muchos otros estados.
Bienvenidos a la gran hoguera. Las alarmas de incendio están prendidas desde hace unos años. Ya no hay bomberos, están cansados, han renunciado a pelear con las llamas.
La muerte viene a visitarnos cada mediodía mientras comemos y cada noche con los fogonazos de los misiles cruzando el cielo de ciudades santas, milenarias, históricas, que fueron cuna de la civilización. Cuando la muerte acude a los centros donde surgió el pensamiento, la concordia, el conocimiento, cuando la muerte dulce visita esos escenarios es que el hombre está perdido. El hombre está definitivamente acabado.
Todos los puntos rojos que nacen cada día en el mapa de nuestra vida, son la revelación de lo ciegos y vulnerables que somos. El alimento de los dioses está devorando a sus criaturas. Esa comida produce cáncer, aun así seguimos degustando la parte que nos proporcionan para sentirnos vivos, para creernos eternos.
No hay previsiones, no hay vaticinios, no hay seguridades, no hay posibilidades de escapar. Estamos metidos todos en la gran fiesta alta tecnológica en guerra. En la rave trance party global, con unos diyeis que hacen sonar su música y nosotros seguimos moviendo los pies. Nuestra pista de baile esta completa.
Nuestro suelo empieza a temblar y entonces miramos hacia arriba, a la cabina de los que nos hacen movernos y les preguntamos: ¿Que tema es este?, parece que todo tiembla, es alucinante, es distinto, nunca lo hemos vivido. ¿De quién es esta música?.
Escucha, escucha se oyen de fondo unos potentes tambores que vienen despacio, cabalgando sobre la melodía. Vamos a ver como acaba el tema.
Queridos, salid del recinto antes de que la música se pare definitivamente.
Parece que no quedan entradas para la próxima actuación. Dicen que los arquitectos universales están respirando polvo lunar. No te pares. Esto va a ser alucinante y además lo veremos por la televisión. Quédate tío, no los vamos a olvidar nunca, ya lo veras.
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