Jiménez Losantos o el guerracivilismo" por Nacho Fernández
Estoy escribiendo en clave española. Jiménez Losantos es un locutor de la emisora de radio COPE en España que está participada en su mayoría por la iglesia católica.
Él comunicador se dedica cada mañana a través de esta emisora de radio -y desde mi punto de vista- a crear alarma social.
Su mensaje es tan radical que no tolera ni instituciones, ni lideres políticos, ni nada que se parezca para intentar buscar puntos de acuerdos mínimos para seguir avanzando democráticamente. Su discurso es tan inmovilista que asusta.
Su última ocurrencia es degradar a un cargo electo - para más señas alcalde de Madrid – que representa nos guste o no nos guste a los que vivimos de esta ciudad.
El ciudadano Losantos tiene todo el derecho a ejercer su libertad de expresión a través de su programa de radio o su columna en el diario El Mundo. Lo que no tiene derecho es a desprestigiar burdamente a los representantes de los ciudadanos y crear el miedo entre la población civil que le escucha y le lee.
El comunicador Losantos pinta cada mañana en sus emisiones un país a punto de entrar en guerra civil. El periodista no sabe lo que pasa en la calle o escucha demasiado a los que piensan como él. Los ciudadanos de bien que van a trabajar, tienen su hipoteca, estudian o luchan cada día por buscarse la vida, no tiene esa sensación de guerracivilismo que el locutor da.
Le caben dos alternativas, una, alistar a su legión de seguidores para “salvar” al país, pero me temo que sus tropas son muy débiles – la mayoría de sus oyentes no cumple los 60 años- o meterse en política y defender sus ideas con los votos. Así lo hizo Luis Herrero que pasó de las ondas a ser eurodiputado. Lo que no es posible es que cada día de la matraca a sus oyentes como si estuviéramos en el 1936 (año en el que empezó la Guerra Civil Española). Porqué ni el país, ni las condiciones sociales y económicas, ni nuestro encaje internacional es el mismo. No hay comparación posible. No queremos una guerra entre nosotros. No. Nunca más.
Crear estas situaciones de tensión lo único que hace es que el país pierda fuerza, confianza e impulso para seguir avanzando. Se puede discrepar, se puede discutir, pero poner continuamente en entredicho las instituciones –desde la monarquía, el parlamento, sus lideres políticos..- y el funcionamiento de la democracia, es caer en un juego muy peligros que crea alarma social y que no beneficia en nada a lo que supuestamente se busca, el bien de España.
Vivimos en un lugar tranquilo, se vive bastante bien para que negarlo, ademas gozamos de una libertad de información y de expresión muy aceptables. Imparable por la incorporación de la tecnología y la Red. Estoy seguro que no pasará nada a medio ni a largo plazo que rompa la idea de los que es un territorio en constante evolución.
Avanzamos hacia la creación de un estado supranacional llamado Europa. Qué importan las fronteras, si se han roto con las nuevas tecnologías, qué importa la identidad si nunca la tuvimos, qué más da que se hable o que se diga si un orden mundial establecido –el triunfo del capitalismo- dirige y controla el statu quo mundial, nadie podrá salir de los márgenes marcados.
Vamos a buscar lo único que nos queda como individuos y que refleja la Carta de los Derechos del Hombre, el concepto de Felicidad. Eso si, entendiendo que estamos viviendo en el siglo XXI.
2 comentarios
Marisa Castelo -
Roger -