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Hakuyá rihsinakusunchis* por Nacho Fernández

Hakuyá rihsinakusunchis* por Nacho Fernández Este articulo ha sido publicado en IDENTIDADES -número 88- suplemento cultural del periodico de Perú, El Peruano.

La complejidad de una narrativa como la peruana se hizo patente a los ojos de un español interesado en nuestra literatura. Esta diversidad, que encandila a los lectores de otros hemisferios, no parece ser apreciada como una de nuestras mayores fortalezas artísticas (entradilla del articulo hecho por el editor Enrique Cortez)

Hakuyá rihsinakusunchis* por Nacho Fernández

Organizar un debate con 40 peruanos juntos debe ser difícil. En Madrid se consiguió. El congreso sobre 25 años de narrativa peruana congregó a buena parte de los escritores residentes en España, limeños, serranos, y extramuros de la nación peruana. Cuando me enteré de que estarían aquí, me pareció una buena oportunidad organizar una reunión fuera del entorno académico donde se estaban celebrando las reuniones –Casa de América, de Madrid– y llevarlos a uno de los lugares emergentes culturalmente de la ciudad en el barrio de Lavapiés, entorno de residencia de muchos emigrantes africanos y magrebíes. El sitio era ideal porque se podían tomar copas mientras se hablaba de libros; además, las nueve de la noche parecía una hora limpia para concitar las emociones. Estaban sobre el escenario cinco escritores y abajo un montón de amigos y escritores también peruanos de todos los géneros de la escritura que asistían al congreso.

Presenté el acto con la inocencia de los que no sabemos nada de las cuitas internas, de las capillas literarias que existen en todos los países. La primera me la llevé en la frente. Había cinco escritores peruanos, pero ninguno residía en Perú. La jodiste, Nacho. No era una charla sobre el exilio, las fugas, las derrotas ni las huidas, simplemente ocurrió así, los que llegaron antes treparon a su sitio. El debate tuvo emoción, riesgo y para mí algo de luz. Hubo intervenciones de mucho signo y el micrófono siempre estuvo abierto para participaciones espontáneas del público, que acertó y mantuvo diálogo con los de “arriba”. Éstos mezclaron la autopromoción con el sentido común a la hora de analizar qué habían venido a hacer al congreso. Hablaron de la nueva narrativa, la que oferta la metrópoli, la andina, la de fuera, la de la diáspora, a mí me parece el pueblo judío los peruanos: hay talento literario en cualquier lugar del mundo y son excelentes conversadores. Aman la controversia, el argumento contrario y el pisco sour por ese orden. Tremendos literatos y bebedores solventes, mujeres y hombres conversaron sobre el mundo editorial, la piratería, la política, las desavenencias temáticas de los urbanitas y de los agros... un mundo complejo de entender, de explorar, de difícil comprensión, un mundo rico y generoso que tiene asegurada su capacidad de supervivencia por la tenacidad de sus pobladores.

Yo quiero ser peruano. Mi misión era moderar y entablar como en el programa de televisión preguntas más o menos acertadas sobre la coyuntura literaria y creativa de los escritores. Las respuestas no debían de pasar de los 59 segundos, aunque esto para los peruanos es harto difícil, porque su lenguaje rico, su castellano provocador, sus combinaciones lingüísticas, son tan variadas que el tiempo no sirve para ellos como freno de confrontación dialéctica. Me gustó la variedad de propuestas literarias que concitan los estilos, los ritmos, las sensaciones y percepciones que cada uno tiene. La bulla entre poetas y narradores, entre los profesores universitarios y los activistas políticos, entre las formas multitemáticas que desarrollan y despliegan... qué abanico más interesante. Lo que no sé es por qué entre ellos no defienden esa diversidad, en vez de achacarse la autenticidad de su concepto literario como único y de proyección hegemónica. Son ricos y variados, tan heterogéneos y diversos, tan ambiguos y tan directos, tan globales y tan únicos. Forman un concepto altamente gratificante para ser estudiados y leídos en un país de proyección unidireccional. Tantas culturas, tantas lenguas, tantos modos de vida, de relacionarse, tantas sociedades... y pretenden ser comunes. Viva la segmentación, carajo.

IDENTIDADES suplemento cultural EL PERUANO

(*) Vayamos conociéndonos

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