"París" por Nacho Fernández
Acabo de regresar de pasar cuatro días en París. Hacía algunos años que no iba a esta ciudad y pese al tópico el sitio mola. Recorrer sus calles llenas de nieve y asistir perplejo a que todo funciona da la dimensión del país.
Todo sigue en el mismo sitio aunque la Ville parece un poco vieja ya. Los trenes y metros bastantes pasaditos, lo grande se vuelve pretencioso y los bloques de edificios con superficies comerciales parecen una cosa del pasado. La biblioteca Mitterrand ha tenido casi que cambiar de uso, los libros de sus estanterías dentro de los cuatro edificios acristalados no era el mejor sitio par ser guardados, consecuencia: la luz los daña, bajo tierra mejor. La universidad mitad corrala madrileña mitad cárcel de presos peligrosos hecha con amianto cancerigeno ha tenido que ser desmontada panel a panel para ser reparada, como el emblemático edifico de la Comisión Europea en Bruselas con forma de estrella de mar.
El colmo de la decadencia parisina es la de pretender organizar unos Juegos Olímpicos, sin duda esto sí es bajar enteros, una ciudad que no le hace falta ni debe, adiós glamour, adiós encanto. Se postula candidata a la comuna de los atletas dopados. Decepcionante.
Europa se mira a si misma y no parece darse cuenta de que esta envejeciendo, su población, su organización, su lo de siempre faltan intelectuales y oteadores categóricos-, vienen a rejuvenecerla de las Américas, en una nueva colonización de ida y vuelta como los cantes. Susurran a los caballos de la monarquía europea con su nueva arma, habitar entre nosotros, reproducirse y dejar señas de identidad cada día. Al rey lo que es del rey.
La France también sufre jaquecas de colonias y se mezclan entre los más chic y los más under, gente llegada de todo el mundo. Los velos, las canciones en castellano en los vagones del metro, las danzas polacas en los vestíbulos, el barrio amarillo expandiéndose...
Las migraciones de este siglo serán tan profundas que los estados no podrán reconocerse. La pérdida de identidad nacional creara fosos de opinión contrarias y la llamada de un nuevo Sentido llegará a traspasar fronteras. De aquí la búsqueda incesantes de señas identitarias que nos envuelvan en los valores de esencia europea. De ahí las prisas políticas de concretar el marco de supervivencia llave en mano de la sociedad europea. Como este continente no es Norteamérica para lo bueno y para lo malo, aquí los procesos de integración serán complejos por el entorno geográfico en el que participamos.
Ante el fenómeno de la globalización nos encontramos con las carcasas de lo tribal y con su lema definitivo: Somos lo que fuimos. Menos mal que en París encontré una de las soluciones a la integración NAT. Quiero ser EuroLatinoamericano.
Todo sigue en el mismo sitio aunque la Ville parece un poco vieja ya. Los trenes y metros bastantes pasaditos, lo grande se vuelve pretencioso y los bloques de edificios con superficies comerciales parecen una cosa del pasado. La biblioteca Mitterrand ha tenido casi que cambiar de uso, los libros de sus estanterías dentro de los cuatro edificios acristalados no era el mejor sitio par ser guardados, consecuencia: la luz los daña, bajo tierra mejor. La universidad mitad corrala madrileña mitad cárcel de presos peligrosos hecha con amianto cancerigeno ha tenido que ser desmontada panel a panel para ser reparada, como el emblemático edifico de la Comisión Europea en Bruselas con forma de estrella de mar.
El colmo de la decadencia parisina es la de pretender organizar unos Juegos Olímpicos, sin duda esto sí es bajar enteros, una ciudad que no le hace falta ni debe, adiós glamour, adiós encanto. Se postula candidata a la comuna de los atletas dopados. Decepcionante.
Europa se mira a si misma y no parece darse cuenta de que esta envejeciendo, su población, su organización, su lo de siempre faltan intelectuales y oteadores categóricos-, vienen a rejuvenecerla de las Américas, en una nueva colonización de ida y vuelta como los cantes. Susurran a los caballos de la monarquía europea con su nueva arma, habitar entre nosotros, reproducirse y dejar señas de identidad cada día. Al rey lo que es del rey.
La France también sufre jaquecas de colonias y se mezclan entre los más chic y los más under, gente llegada de todo el mundo. Los velos, las canciones en castellano en los vagones del metro, las danzas polacas en los vestíbulos, el barrio amarillo expandiéndose...
Las migraciones de este siglo serán tan profundas que los estados no podrán reconocerse. La pérdida de identidad nacional creara fosos de opinión contrarias y la llamada de un nuevo Sentido llegará a traspasar fronteras. De aquí la búsqueda incesantes de señas identitarias que nos envuelvan en los valores de esencia europea. De ahí las prisas políticas de concretar el marco de supervivencia llave en mano de la sociedad europea. Como este continente no es Norteamérica para lo bueno y para lo malo, aquí los procesos de integración serán complejos por el entorno geográfico en el que participamos.
Ante el fenómeno de la globalización nos encontramos con las carcasas de lo tribal y con su lema definitivo: Somos lo que fuimos. Menos mal que en París encontré una de las soluciones a la integración NAT. Quiero ser EuroLatinoamericano.
5 comentarios
Raposa -
Nacho -
Raposo, no es nada de lo que imaginas.
Raposo -
Tenis -
Besos desde Tijuana,
Juanita Banana
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