"Terrorismo.4" por Nacho Fernández

                                              aeropuerto Barajas - infografía diario El Mundo

                                                

La banda terrorista ETA propugna la liberación del Euskadi -región integrada en Europa por su enclave geográfico en España- a golpe de dinamita.  

La semana pasada hizo estallar una bomba en el parking de la T4 -denominación de la Terminal 4 de la nueva ampliación del aeropuerto de Madrid-Barajas- llevándose por delante a dos ciudadanos ecuatorianos que dormían -el sueño español-  en sus coches, esperando el avión de enlace para ir a su país. Qué mala suerte.  

ETA, había comunicado que un artefacto iba a estallar en la T4 pero nuestros  amigos ecuatorianos no sabían nada. Ni las autoridades tampoco sabían que ahí abajo, en la T4 , dormitaban pacientes dos trabajadores que construían nuestro país cada mañana. Qué mala suerte.  

La banda entra en lo que  denomino Terrorismo punto 4. Muerte, destrucción, horror, pánico.

En este mundo globalizado donde el transporte aéreo se hace más necesario que nunca -alentado también por su bajo coste- porqué la emigración está en todos los territorios del bienestar, ETA, en su Cv de asesinatos se apunta dos victimas civiles de otro país. Ahora ya tienen el reconocimiento internacional en América Latina por si les faltaba alguno.  

Los dedos de la muerte siguen marcando números de móvil para causar el daño súbito. El miedo sigue acompañando a los ciudadanos en su transito diario justo cuando las manos blancas empezaban a juntarse para aplaudir el proceso de paz.  

Vivimos una guerra de baja intensidad -como lo denominarían los neocon de Washington- en nuestras fronteras. ¿Admitiría una administración demócrata o republicana en EE.UU como nación un caso similar al que soporta Europa con relación al conflicto vasco?.  

Europa de nuevo no se toma en serio su papel como garante de las libertades civiles y democráticas, ni de conservar su territorio en paz, ni de unir a sus ciudadanos. Esta dispuesta a salir en ayuda de Afganistán, Sudán o Bosnia, pero es incapaz de tener el coraje político y proporcionar los medios para solucionar un conflicto dentro de sus fronteras. La vieja Europa está cansada, como sus dirigentes, como sus ciudadanos, la anestesia del bienestar la hace insensible, la hace plácida y consentidora, la hace vulnerable...cómo a la vieja España. 

Los asesinos marcan la agenda interna del país a quien atacan. Las instituciones se palpan para seguir vivas. Los ciudadanos atónitos esperamos que algo cambie, que algo ocurra, que paren de una vez de apuntar con sus mirillas a nuestras sienes. 

¿Es que los ciudadanos somos culpables de algo?, cumplimos y cumplimos siempre.  Queremos garantías para seguir vivos y tener una vida tranquila para poder quedarnos dormidos en el parking de un aeropuerto.   

Queremos que los políticos y la clase política resuelvan este conflicto, para esos los elegimos, para esos los pagamos, para eso están, incluyo a los europeos como estancia supranacional. Queremos soluciones a corto plazo para acabar con estas banderas de luto. 

ETA parece estar dividida y su lado más duro no tiene inconveniente en poner el amonal encima de los papeles para seguir en su calvario. Deberían tener claro que los estados nunca se rinden, ni ceden, por muchas bombas y victimas que haya, es consustancial al término estado, es monolítico, no pueden, pero porque así es la sustancia con las que están hechas estas democracias de finales del siglo XX, tan jóvenes  como la nuestra. 

Así nos ha dotado el sistema: estados fuertes para tiempos de guerra., aunque la guerra sea de baja intensidad. 

Nacho Fernández